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Todos los reclusos tienen derecho a recibir visitas

Para visitar a una persona detenida es necesario notificar a la institución y completar ciertos documentos.
En la práctica, no se niega sistemáticamente el acceso a la cárcel a los visitantes que llegan sin previo aviso. Su solicitud es examinada a su llegada al lugar por un funcionario de prisiones.

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10/2006
/ Japan Federation of Bar Associations, “Information for Prison Inmates”, p.18. (en inglés)

Las personas autorizadas a visitar un recluso son

cualquier persona

Si un visitante tiene una relación duradera con el preso (amigo, familiar, conocido, antiguo profesor, colega, etc.), generalmente se le permitirá ver al preso.

Por lo general, las visitas se llevan a cabo en una sala de reuniones con separaciones transparentes que impiden el contacto físico entre los visitantes y los presos. Los guardias de la prisión están presentes durante las visitas si se estima necesario “para el mantenimiento de la disciplina y del orden en la institución penitenciaria o para el seguimiento adecuado del tratamiento correccional de une persona condenada, o por cualquier otro motivo” (Artículo 112 de la ley relativa a las instalaciones penitenciarias y sobre el Tratamiento de Presos y Detenidos). Esta supervisión suele ser la norma más que la excepción.
El número de visitas de cada preso se determina en función de su nivel de privilegios. Los guardias controlan la duración de dichos encuentros, que legalmente no pueden ser inferiores a 5 minutos ni superiores a 30 minutos.
A los reclusos de Nivel 4 –el más bajo de todos –se les permite recibir dos visitas al mes. A los presos del Nivel 3, tres visitas al mes, a los del Nivel 2, cinco visitas al mes, y los del Nivel 1 pueden recibir siete visitas al mes.

Los reclusos pueden tener contacto físico con sus visitantes

no

Algunas cárceles poseen salas de reunión sin separaciones, pero dichas dependencias rara vez se usan.

Los reclusos pueden recibir la visita de sus hijos o de otros menores allegados

Para los niños es difícil visitar a sus madres en la cárcel debido al número limitado de visitas.

Se autorizan las visitas conyugales

no

Se autoriza el intercambio de correspondencia

sí, bajo condiciones

El número de cartas que pueden escribir es limitado, contrariamente al número de cartas que pueden recibir. Por lo general, a los presos se les permite comunicar por correo o recibir visitas de sus familiares, de su abogado y de los representantes de la embajada (para los extranjeros). Los reclusos que no saben escribir en inglés o en japonés pueden encontrarse con que no hay censores disponibles y, por ello, ser privados de enviar cartas, al igual que los que carecen de fondos para pagar los gastos de franqueo y papelería.

Se controla el intercambio de correspondencia

Casi todo el correo es censurado, incluso las cartas dirigidas a sus abogados o al Colegio de Abogados.

Se autoriza el intercambio de correspondencia confidencial

en algunos casos

Se autoriza la recepción de paquetes

Los reclusos condenados pueden recibir libros, revistas, fotografías y dinero. Todos los demás productos deben comprarse en la tienda de la prisión.

Los reclusos están autorizados a hacer llamadas telefónicas

no

Es extremadamente inusual que se le permita hacer llamadas telefónicas a las personas detenidas en Japón. A los reclusos penados, cuya excarcelación se aproxima, se les puede llegar a permitir las llamadas telefónicas si se considera útil para su reformación y su rehabilitación, o para el beneficio de su reinserción social.