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Vida cotidiana

En teoría, cada recluso debe disponer de 4m2, en las prisiones, y de 3m2, en los centros de detención. Sin embargo, esto no se respeta en la mayoría de las instalaciones. En el establecimiento N8, por ejemplo, el hacinamiento es considerable.

Las celdas son colectivas y están equipadas con sillas, camas, un lavabo y un inodoro. Algunas celdas, como las del establecimiento N5, carecen de ventilación adecuada, lo que causa problemas de calor extremo durante el verano. De acuerdo con los reclusos, en esta época del año, de 20:00 h a 10:00 h, las áreas comunes están cerradas y el aire es demasiado escaso debido a los dobles barrotes de las celdas.

Hay 18 celdas en el centro de rehabilitación para menores N11, cada una con un baño y una ducha con agua caliente. Sin embargo, existen otros elementos que afectan la salud de los internos como por ejemplo el suelo de concreto, las camas de hierro y la falta de colchones.

Las comidas se sirven tres veces al día. No se han presentado muchas quejas con respecto a la comida en los establecimientos penitenciarios o en los centros de menores. Los observadores del Centro de Derechos Humanos que visitaron el economato del establecimiento N5 notaron la ausencia de frutas y vegetales, y reportaron la situación al Ministerio de Prisiones.

Algunas organizaciones privadas se encargan de la preparación de las comidas. Los reclusos también pueden cocinar en sus celdas con productos recibidos del exterior de la prisión, o comprados en el economato.

Las condiciones médicas se toman en consideración para la alimentación, pero no las prácticas religiosas.

El Centro de Derechos Humanos recibió varias quejas con respecto a la mala higiene del establecimiento N7, por lo que el Defensor del Pueblo ha instado a los organismos concernientes a cerrar estas instalaciones.

En el establecimiento N5, la administración no garantiza las necesidades específicas de higiene de las mujeres; no se proporciona una cantidad suficiente de toallas sanitarias ni de otros productos de higiene como jabón y papel higiénico. Por ejemplo, las internas del N5 reciben 450 gramos de detergente, un poco de dentífrico, un cepillo de dientes, un rollo de papel higiénico, 100 gramos de jabón de manos y 200 gramos de jabón cada mes. En las celdas, las reclusas no disponen de agua caliente, lo que les dificulta lavar los platos y la ropa.

Las duchas pueden tomarse entre las 10:00 h y las 20:00 h en espacios compartidos. El Defensor del Pueblo y algunas organizaciones han denunciado las malas condiciones de los baños en los bloques A, B y C del establecimiento N5. Los sistemas de desagüe y ventilación en estos bloques no funcionan adecuadamente y la humedad ha afectado el suelo y las paredes.

La mayoría de establecimientos penitenciarios presenta problemas de atención sanitaria. Los reclusos reciben tratamientos médicos inadecuados, así como exámenes, diagnósticos y tratamientos post-operacionales y operacionales tardíos. Asimismo, el uso de medicamentos psicotrópicos y sedantes se considera inapropiado.

Un problema grave en los establecimientos penitenciarios es el sistema electrónico de remisiones médicas: si un recluso debe ser trasladado a un hospital, el departamento médico del Ministerio de Prisiones emite un número y los pacientes deben esperar su turno (Ordenanaza N55). Esta orden no aplica en caso de emergencia. El principal defecto de este sistema es que no toma en consideración las necesidades individuales y, algunas veces, el estado de salud de los reclusos se deteriora debido a la inoportuna atención médica. Este sistema de remisiones médicas no se aplica a los menores. Según la administración, los internos menores pueden ser transferidos a la instalación médica N18 o a hospitales civiles.

Los reclusos pueden solicitar su traslado al hospital civil, a sus expensas, pero solo a algunas personas se les informa sobre esta opción. El Centro de Derechos Humanos (CDH) proporciona asesoramiento legal a algunos reclusos que han recibido un tratamiento médico inadecuado. La violación del derecho a la salud es el principal motivo por el que se solicita la asistencia jurídica. En 2015, la mayoría de las quejas presentadas al CDH provenían del establecimiento penitenciario Batumi N3.

Recientemente, el CDH solicitó la liberación de una reclusa (I.T) del N5, cuya vida está ahora en peligro debido a una “importante insuficiencia de las válvulas cardiacas, hipertensión pulmonar, hinchazón de las extremidades inferiores y linfotasis”. Aunque la reclusa tuvo que asumir el coste de los exámenes, no pudo recibir un tratamiento adecuado en la prisión.

El establecimiento N5 de Rusatvi organiza varios eventos culturales, como obras de teatro y veladas de poesía, en las que las reclusas participan con agrado. Esta institución cuenta con una biblioteca bien equipada, que contiene libros tanto georgianos como extranjeros y que cumple por completo con los estándares internacionales.

En el establecimiento N5 las posibilidades de trabajo de las reclusas consisten en labores agrícolas, limpieza de las instalaciones y celdas, lavandería y distribución de alimentos. La jornada de trabajo es de ocho horas y el tiempo de descanso se determina según la programación de los turnos y las características del trabajo.

Las reclusas encargadas de las labores agrícolas se reúnen para formar grupos de trabajo. El salario para la líder del grupo de trabajo es de 250 GEL (aprox. 96 Euros) por mes, 225 GEL para la asistente, y 200 GEL (aprox. 75 Euros) para los demás miembros del grupo.

No se imparte educación superior a los reclusos adultos y tampoco existe ningún programa educativo a distancia para los reclusos menores. En algunas ocasiones, los internos que han aprobado exámenes de admisión a las universidades siendo menores no pueden continuar con sus estudios una vez que han alcanzado la mayoría de edad, ya que han sido transferidos a una prisión para adultos.

La prisión para menores N11 tiene una escuela ubicada en un edificio separado, y conectada a la escuela pública N123 de Tiflis. Sin embargo, los profesores no reciben una formación especial para tratar con reclusos, por ejemplo, métodos educativos, actitudes, etc.

La mayoría de las prisiones tienen capillas cristianas ortodoxas georgianas, pero no hay áreas específicas para el culto. Algunos representantes de la comunidad judía y musulmana han declarado no tener problemas para practicar los cultos de acuerdo a sus creencias.

En todos los establecimientos penitenciarios hay buzones de quejas disponibles. Sin embargo, no existe un mecanismo eficaz para la gestión de las mismas. A menudo, los internos recurren a formas extremas de protesta, como huelgas de hambre y autolesiones.

Según una encuesta Defensor del Pueblo, la satisfacción de los reclusos es extremadamente baja: casi la mitad de ellos ha afirmado que sus quejas no fueron atendidas. El 10% de los internos declaró haber tenido la intención de presentar una queja, pero argumentó no haberlo hecho, en gran parte, para evitar la intimidación de la administración penitenciaria. Muchos de los encuestados admitieron haberse retenido por temor a que sus quejas agravaran su situación.

A finales de enero de 2015, cerca de 60 presos condenados a cadena perpetua iniciaron una huelga de hambre, entre ellos, 47 la mantuvieron hasta el 4 de Marzo, sin ningún éxito. Los reclusos exigían que su cadena perpetua se transformara en una pena fija, que más adelante podría beneficiar de una reducción, conformemente a la amnistía masiva concedida tras el escándalo que desataron los abusos cometidos por los funcionarios de prisión en 2012.

En el establecimiento penitenciario N3, las agresiones y provocaciones por parte de los funcionarios de prisiones crecían a medida que las quejas de los internos aumentaban. Además, si los reclusos respondían a estas provocaciones, se les negaba el acceso a visitas conyugales, paquetes, llamadas telefónicas o compras en el economato. Los castigos desproporcionados e injustos son muy comunes y, con frecuencia, los reclusos son puestos en aislamiento.El Defensor del Pueblo ha recomendado que se establezcan ciertos principios para la aplicación de sanciones. Sin embargo, hoy en día, no existe ninguno.