Integridad física

La ley de 9 de octubre de 1981 abolió la pena de muerte en Francia. La última ejecución tuvo lugar el 10 de septiembre de 1977.

El 5 de abril de 2015, una mujer de 31 años se suicidó prendiéndose fuego; el 10 de abril, un hombre de 71 años falleció por estrangulamiento; el 30 de octubre, un adolescente de 16 años se ahorcó en su celda; el 28 de marzo de 2015, un hombre de 51 años falleció a manos de su compañero de prisión; el 21 de noviembre, un hombre de 65 años sucumbió a una larga enfermedad.

La administración penitenciaria no publica con regularidad estadísticas sobre las muertes y los suicidios en reclusión. Las últimas cifras corresponden al año 2014 y no mencionan el número total de decesos. No se contabilizan las muertes que ocurren tras la excarcelación.

Cerca de la mitad de los decesos se atribuyen a un suicidio; la violencia y las enfermedades son las otras causas principales, los homicidios se producen raramente.

La administración penitenciaria registró 1033 intentos de suicidio y 110 suicidios, de los cuales, 16 personas se encontraban en régimen de vigilancia electrónica. La tasa de suicidio es de 13.9/10 000 reclusos.

El 20 de abril de 2016, el periódico «Le Monde» declaró que la cifra de suicidios en 2015 se elevó a 113.

Según un estudio del 2014 del Instituto Nacional de Estudios Demográficos (INED), en prisión se cometen siete veces más suicidios que al exterior.

Algunos factores como el ingreso en reclusión, la prisión preventiva, el confinamiento en celdas de castigo y la ruptura de los vínculos familiares, multiplican el riesgo de suicidio. Las políticas de prevención se suceden sin, por lo tanto, lograr disminuir el índice de suicidios de manera significativa: Francia es el séptimo país del Consejo de Europa en el que se producen más suicidios en prisión.

  • En febrero de 2015, el Tribunal Administrativo de Orleans condenó al Estado francés, tras el suicidio de un menor en la cárcel de Tours, ocurrido el 17 de diciembre de 2010, por «falta de vigilancia adecuada, lo que se considera una falla de la administración penitenciaria que compromete la responsabilidad del Estado».

  • El 4 de agosto de 2015, en Amiens, un guardia fue condenado a seis meses de prisión con suspensión de pena por el delito de omisión del deber de socorro, tras el deceso de un recluso (el 3 de marzo de 2011) que había ingerido una dosis tóxica de medicamentos. El tribunal consideró que, durante su visita de la noche anterior, el guardia se percató «del estado de peligro inminente» en el que se encontraba Eddy C. y, sin embargo, se abstuvo de alertar al médico del establecimiento.

  • En febrero de 2015, se abrió una investigación, a raíz del deceso de un recluso en el hospital de Meynard (en Martinica) durante la noche del 8 al 9 de febrero. El joven de 23 años, recluso del centro penitenciario de Ducos, que estaba enfermo desde hacía varios días, fue transferido al hospital demasiado tarde. Los otros reclusos confirmaron la situación.

  • La fiscalía de Arras abrió una investigación, en diciembre de 2015, por la muerte de un interno de 60 años en el establecimiento de Bapaume. El recluso fue hospitalizado en varias ocasiones, pero no se le había encontrado una plaza en un centro médico especializado.

Número de muertes

242

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31/12/2013
/ Dir. de la Administración Penitenciaria

Tasa de suicidios en reclusión

7

i
01/12/2014
/ INED

Los casos de violencia (tanto verbal como física) y los malos tratos forman parte de la vida cotidiana en reclusión. Estos se presentan en varias formas: violencia entre reclusos, violencia por parte o contra el personal penitenciario, autolesiones, etc.

Un recluso entabló una demanda, en abril de 2015, después de que algunos guardias del módulo de aislamiento de Fleury-Mérogis lo desnudaran, lo tiraran al suelo y le propinaran una fuerte golpiza. Durante este mismo año, se incoaron varias demandas contra este mismo establecimiento.

Cada instalación debe registrar a diario los incidentes que se presentan y clasificarlos por categoría. La administración penitenciaria contabilizó en 2014 (últimas cifras publicadas) 4122 agresiones físicas contra el personal penitenciario, de las cuales, 149 ocasionaron una baja laboral temporal; 8061 agresiones entre reclusos, y 12 toma de rehenes.

No se publican los casos de violencia infligida por los guardias y raras veces tienen consecuencias disciplinarias o judiciales.

Existen otros factores que exacerban la violencia dentro de las prisiones, como la sobrepoblación, el hacinamiento, las tensiones que generan ciertas sanciones disciplinarias, la discriminación, los registros al desnudo, la nueva concepción de los establecimientos (arquitectura, limitación de contacto entre los guardias y los reclusos, el tamaño de las instalaciones) etc. En junio de 2015, los reclusos de la prisión de Guyana emitieron una carta abierta que confirmó estas aseveraciones.

EL 4 de abril de 2015, la sección francesa del Observatorio Internacional de Prisiones publicó en su blog de Mediapart un relato preciso sobre los abusos cometidos por el personal del centro penitenciario de Remire-Montjoly, en Guyana. Dicho relato se basa en el informe elaborado por la Inspección General de Servicios Jurídicos (IGSJ), tras su visita al establecimiento, en septiembre de 2015, por solicitud de la ministra de Justicia. “El 11 de mayo de 2015, las cámaras de vigilancia del establecimiento revelaron las imágenes de un recluso que estaba siendo golpeado de manera violenta por los guardias, quienes lo arrastraron por el cabello para luego dejarlo tirado en un pasillo. El director entabló una demanda, que el tribunal de Cayena archivó, sin llevar a cabo ninguna acción judicial”.

Las tomas de rehenes ocurren generalmente cuando los reclusos condenados a largas penas se exasperan a causa de la falta de consideración de sus solicitudes. El 9 de septiembre de 2015, por ejemplo, los reclusos de la prisión de Vendil-le-Vieil (Pas-de-Calais) tomaron como rehén al subdirector del establecimiento. Según los sindicatos, el rehén fue liberado «sano y salvo» luego de haber sido retenido por más de tres horas. El autor del hecho es un recluso que purga una pena de 28 años de prisión y que ha frecuentado más de 80 establecimientos. Su deseo de regresar a Guadalupe, su país de origen, fue lo que motivó sus actos.

Las detenciones arbitrarias registradas son producto de errores en el funcionamiento de la secretaría de la prisión que conllevan el retraso de los plazos de excarcelación.