JL. Para nosotros, WayBack es un soporte para la vida después de la prisión. Yo estuve en prisión, como todos los que trabajan en WayBack. El objetivo principal de nuestra organización es ayudar a las personas que salen de allí a reintegrarse en la sociedad. Por eso las visitamos durante su reclusión para entablar una relación y preparar su liberación. El sistema de seguridad social noruego es bastante bueno, el problema es la brecha entre la prisión y la comunidad. Lo que intentamos hacer es aprovechar nuestra experiencia personal de reinserción para acortar la distancia entre las dos. Lo más importante es brindar apoyo y estabilidad durante el periodo de la transición para que las personas se sientan seguras y tengan mayores posibilidades de lograr su reinserción. Todos los periodos de transición en la vida, como una mudanza, una ruptura, un nuevo trabajo, pueden ser difíciles y aumentar el riesgo de recaer en comportamientos negativos, como el delito y el consumo de drogas. Al minimizar las transiciones y ayudarles, por ejemplo, a reconectar con el exterior y a mejorar sus habilidades sociales, se aumenta la probabilidad de obtener resultados positivos. En promedio, los miembros pasan un año con nosotros, pero no hay ningún límite de tiempo.
Creemos que lo mejor es empezar a trabajar con los reclusos lo antes posible, pero sabemos que también es una cuestión de capacidad. Por lo general, comenzamos entre tres y seis meses antes de su liberación, sea cual sea la duración de su pena. Damos charlas de motivación y organizamos grupos de reflexión de hasta ocho personas. Los interesados pasan una entrevista y firman un acuerdo de adhesión. Lo primero que hacemos es entregarles un diagrama que contiene cinco retos: vivienda; economía y deudas; salud (trastornos mentales, drogas, etc.); trabajo; y red de contactos y amigos. Juntos debatimos sobre lo que debemos abordar primero y la manera de hacerlo. En seguida, nos ponemos en contacto con los organismos pertinentes, como los servicios sanitarios o educativos, para establecer un vínculo e iniciar los trámites. No obstante, la enorme distancia entre los reclusos y la comunidad es un obstáculo considerable para estas iniciativas. Las personas deberían cumplir sus penas cerca de su lugar de residencia, en el que pueden contar con su familia y acceder a los servicios municipales.
La mayoría de nuestros miembros también tiene deudas, por lo que intentamos saldarlas mediante acuerdos con los acreedores. Los problemas financieros son una fuente importante de estrés. Por ello, tratamos de asegurarnos de que las personas tengan ingresos, un lugar donde vivir y un nuevo círculo social para que no vuelvan a conectar con su antigua red delictiva. Por lo general, las personas encuentran apartamentos vacíos, así que intentamos encontrar soluciones; buscamos muebles de segunda mano, vamos juntos de compras y conseguimos un remolque o un coche para transportar los muebles. También les invitamos a WayBack para celebrar su libertad y hacer planes para el futuro, así como para mantener el contacto y las relaciones.
El punto fuerte de la organización reside en la experiencia de sus miembros, ya que esta les permite comprender mejor la situación de los reclusos y, por ende, entablar una relación con mayor facilidad. Asumimos un rol de mentores o patrocinadores, más que de trabajadores sociales o familiares. A muchas de estas personas les cuesta socializar y encontrar un tema de discusión, así que, para resolver este problema, intentamos proponerles paseos o caminatas por la naturaleza, que son más favorables para las relaciones que los entornos laborales tradicionales. Aunque, algunas veces, los factores que motivan el cambio no son claros, lo importante es ayudar a las personas a retomar las riendas de su vida. Siempre les digo: “No puedo decidir por ti ni decirte cómo vivir tu vida, pero puedo darte ejemplos de lo que yo he hecho y de lo que otros han hecho”. Es esencial que sepan que es su decisión, no la nuestra, y que la responsabilidad del cambio es suya.