Bélgica: enfoques divergentes

Helene de Vos. Pienso que existen varios factores. Por un lado, esto tiene mucho que ver con el grave problema de la sobrepoblación carcelaria y la necesidad de hacer algo al respecto. La administración penitenciaria construye nuevas y grandes prisiones, pero a la vez construye casas de reclusión, ya que es mucho más rápido.

Por otro lado, creo que los responsables políticos tienen diferentes visiones sobre la dirección que deben tomar. Algunos piensan que las prisiones grandes y modernas pueden ofrecer mejores condiciones de reclusión, mientras otros creen más en las casas de reclusión.

An-Sofie Vanhouche. Incluso después de que la política penitenciaria integrara las casas de reclusión, se siguieron construyendo grandes prisiones, como la de Amberes. Esto se debe a que tarda mucho tiempo poder comenzar a utilizarlas. Por ejemplo, la construcción de Haren se anunció en 2008, pero la prisión solo se abrió hasta hace poco, y ni siquiera funciona aún a su máxima capacidad.

HDV. Es una política bastante compleja, que genera una situación un tanto extraña. En los años 90, las penas alternativas, como la vigilancia electrónica y otras medidas, se introdujeron para resolver el problema de la sobrepoblación. Pero, mientras las cifras de la población carcelaria se mantuvieron estables, las penas alternativas aumentaron, lo que se tradujo en un mayor número de personas en el sistema judicial.

Hoy en día, observamos la misma tendencia a implementar nuevas medidas con la esperanza de reducir la sobrepoblación de las prisiones. Sin embargo, esto termina convirtiéndose en una política expansionista y, al final, más personas resultan sujetas a estas medidas.

ASV. Bélgica ya ha tratado de encarcelar menos para limitar la sobrepoblación. Antes, por ejemplo, las personas condenadas a penas inferiores a tres años no iban a prisión y a cambio se les imponía una medida de vigilancia electrónica. Sin embargo, la legislación se modificó y, ahora, las penas de seis meses a tres años se deben cumplir en una casa de reclusión o en una prisión ordinaria. Así pues, las personas que estaban fuera con un brazalete electrónico se enviaron a prisión. En lugar de ser una alternativa para aquellos que ya se encontraban privados de libertad, las casas de reclusión se están utilizando para ampliar la capacidad y acoger a nuevas personas.

ASV. En Haren, no es difícil mejorar las condiciones materiales de reclusión si lo comparas con las viejas instalaciones de las prisiones de Bruselas. Las condiciones de vida en prisiones como Saint-Gilles y Forest son pésimas. Por ejemplo, en Forest no todas las celdas tenían inodoros, por lo que las puertas mantenían abiertas para que las personas usaran las instalaciones sanitarias comunes de los módulos. La prisión de Forest se renovó un poco y se rehabilitó para usarla como casa de reclusión, pero la prisión de Saint-Gilles sigue abierta a pesar de su mal estado y sus deplorables condiciones materiales. En estos momentos está circulando un video de Tiktok en el que un recluso muestra a ratas corriendo por las instalaciones. Esto pone de relieve la gravedad de la situación.

En la casa de reclusión de Kortijk, que se abrió en septiembre de 2022, hay un ambiente hogareño, con cocinas, un espacio exterior, y buenas condiciones materiales. El lugar solía ser una residencia para ancianos, así que las habitaciones son espaciosas y cómodas. Hace unos meses visitamos las instalaciones y observamos que no había mucho ruido ni movimiento. En ese momento no se habían asignado aún todas las plazas.

HDV. Kortrijk permite un verdadero funcionamiento a pequeña escala. Escuché que, al momento de su apertura, se explicaron las reglas a los residentes para que quedaran claras para todo el mundo. Es algo que no se puede hacer en una prisión de gran tamaño. En las casas de reclusión, la vida se asemeja más a la vida fuera de prisión. La idea es que la vida en esas instalaciones sea lo más normal posible y esto se logra gracias a la cercanía con la comunidad. Allí, el ambiente es totalmente diferente, pues las interacciones o relaciones entre el personal y unos 20 O 60 reclusos son mucho más fáciles. No sabemos cómo evolucionarán las cosas cuando se alcance la capacidad total de las instalaciones, pero, por ahora, todo va muy bien.

ASV. Cuando visitamos la casa de reclusión de Kortrijk durante el día, muchas personas estaban fuera, trabajando, por ejemplo. Esto también está empezando a instaurarse en las grandes prisiones, en las que se está tratando de introducir algunos principios de la reclusión a pequeña escala, entre ellos, mayor autonomía e interacción. En el caso de Haren, el objetivo es implementar un sistema con tarjetas de identificación para que las personas puedan moverse con mayor libertad.

HDV. El funcionamiento de las instalaciones a pequeña escala tiene un impacto real en el personal y en su manera de trabajar. Uno de los funcionarios de prisiones que trabaja en Kortrijk viene de una gran prisión. El hombre pidió un traslado para estar más cerca de su domicilio, a pesar de que al principio tenía ciertas reservas. Sin embargo, cuando comenzó a trabajar en la casa de reclusión cambió por completo de opinión y empezó a creer en el modelo de reclusión a pequeña escala porque vio la diferencia.

En lo que respecta al proceso de selección, creo que, en Kortrijk, la mitad del personal consta de guardias con experiencia que vienen de otras instituciones penitenciarias. Pero la idea es también contratar a trabajadores sociales, criminólogos, etc. para fomentar la diversidad en la cultura de la prisión.

ASV. En las prisiones ordinarias se está tratando de diferenciar entre dos tipos de funcionarios: los consejeros penitenciarios y los guardias de seguridad. El papel de los consejeros no se limitaría solo a abrir y a cerrar las puertas, sino que se trataría más bien de interactuar con las personas privadas de libertad, preguntarles cómo se sienten, si desean participar en actividades y ese tipo de cosas. Hay que ser conscientes de que implementar esta idea puede tardarse un tiempo, ya que primero debe formarse a los funcionarios. Por otra parte, también puede resultar difícil tener a suficientes personas en ambos grupos debido a la escasez de personal.

HDV. No solo es necesario sensibilizar al personal de prisiones, sino también a los jueces. Ellos juegan un papel muy importante y no siempre están conscientes de las repercusiones de su decisión.

ASV. El “Educational Center for Judges” organizó un fin de semana de inmersión para los jueces de las prisiones de Haren y Dendermonde antes de su inauguración. Realizamos un estudio sobre la opinión de los jueces y todos afirmaron que esta experiencia fue reveladora y les permitió entender lo que es estar en prisión. Después de haber estado en Haren, algunos dijeron que no les importaría enviar a las personas allí, ya que no hay sobrepoblación como en Amberes. También sintieron que, en Haren, los derechos de las personas se respetarán más que en otros lugares. Estamos preparando un cuestionario para los jueces en Flandes, Valonia y Bruselas para entender cómo perciben la ejecución de las penas de prisión de menos de tres años.

HDV. Coincido en que es importante sensibilizar a los jueces sobre las penas de prisión. Pienso que no tiene sentido encarcelar a las personas durante tantos años en inmensas instituciones sobrepobladas. Y creo que muchos de los que trabajan en este ámbito estarían de acuerdo con esto. Del mismo modo, tampoco tiene sentido que los jueces dejen que su fallo dependa del hecho de que la pena se cumpla o no en una prisión sobrepoblada o en una casa de reclusión. Igual se trata de una pena de privación de libertad. Siguiendo esta lógica, para mí también tiene sentido aplicar de manera adecuada las penas inferiores a tres años. Si los jueces no quieren enviar a las personas a prisión, lo que tiene graves consecuencias sobre su vida, deberían considerar las medidas alternativas.