Investigaciones

Prisión en casa

Cuando el brazalete electrónico se convierte en una pena colectiva

< imagen © Valentin Lombardi.

La privación de libertad pone a prueba los vínculos sociales y familiares, afecta la rutina del hogar, provoca rupturas y, en muchos casos, aísla profundamente a la persona condenada. Por el contrario, el uso del brazalete electrónico permite a las personas cumplir su pena en casa, rodeadas de sus seres queridos. Sin embargo, no se puede decir que esta medida sea un camino de rosas, ya que tiende a transformar y a fragilizar las relaciones con los familiares.

¿El hogar se convierte en una prisión? ¿Qué consecuencias trae el control de dicha medida sobre los familiares? ¿Es posible considerar otra forma de aplicarla? Prison Insider se cuestiona sobre la manera en que las personas sujetas a la medida de vigilancia electrónica y sus seres queridos viven esta experiencia.

Este artículo forma parte del dossier Unidos dentro y fuera.

El estigma de un brazalete electrónico suele recaer sobre los familiares de la persona que lo lleva.

El brazalete electrónico suele cambiar las habitudes del hogar y afectar la vida social de los familiares.

“Esperamos que este dispositivo haga cosas que no puede hacer”

Bajo el pretexto de que se trata de una medida alternativa a la privación de libertad, la vigilancia electrónica transfiere toda la responsabilidad a los familiares.