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La falta de presos potencia la creatividad neerlandesa

Los Países Bajos enfrentan un problema que para muchos países es un sueño: un desabasto de presos.

Mientras que países como Brasil, Haití, Italia, Estados Unidos y Venezuela deben enfrentar la sobrepoblación en las prisiones, los Países Bajos tienen tal superávit de celdas sin usar que han rentado algunas de sus cárceles a Bélgica y Noruega. También han convertido alrededor de una decena de prisiones en centros para quienes buscan asilo.

Casi un tercio de las cárceles holandesas permanecen vacías, de acuerdo con el Ministerio de Justicia. Los criminólogos atribuyen esta situación a una caída espectacular de las tasas de criminalidad durante las dos décadas pasadas y a un enfoque que prefiere la rehabilitación al encarcelamiento.

“Los holandeses tienen imbuido profundamente un pragmatismo en lo referente a las reglas sobre la ley y el orden”, dijo René van Swaaningen, profesor de Criminología en la Erasmus School of Law en Rotterdam, y señaló el enfoque relativamente liberal del país a las drogas “suaves” y la prostitución. “Las prisiones son muy caras. A diferencia de Estados Unidos, donde la gente tiende a enfocarse en los argumentos morales para el encarcelamiento, los Países Bajos están más enfocados en lo que funciona y es eficaz”.

Los crímenes registrados han caído cerca de 25 por ciento en los últimos nueve años, de acuerdo con la agencia de estadísticas nacional de ese país, y se espera que eso se traduzca en un superávit de 3000 celdas para 2021. El gobierno ha cerrado 19 de casi 60 prisiones en los últimos tres años, y un informe gubernamental filtrado el año pasado sugiere que se aproximan más recortes.

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