Contribuidor(es)Think Centre / Prison Insider / Traducida por Andrea Romero Lecrivain

Vida cotidiana

Los presos que cumplen condenas cortas (menos de dos años) comparten celda.

La superficie de una celda estándar es de 11m2, y puede acoger de 3 a 4 reclusos. Las celdas colectivas pueden acoger de 4 a 18 personas.

Las celdas individuales están reservadas a los reclusos condenados a una pena larga si demuestran una buena conducta o son condenados con circunstancias atenuantes. No hay camas, los presos duermen en el mismo suelo. El SPS únicamente proporciona una esterilla de paja y una manta a cada recluso, pero no suministra almohadas. Las luces y las cámaras de vigilancia están constantemente en encendidas.

Cada celda está equipada con aseos abiertos y una ducha, por tanto los presos deben hacer sus necesidades delante de sus compañeros de celda.

Además éstas se encuentran mal ventiladas y son húmedas. No hay ventiladores o sistemas de climatización, a pesar del clima tropical (entre 30 y 40 grados Celsius a lo largo del año). Pequeños agujeros en las paredes permiten que pase el aire y posibilitan que los reclusos distingan el día y la noche.

Los reclusos reciben tres comidas al día.

Según las autoridades penitenciarias el régimen de alimentación es equilibrado y está basado en recetas locales.

No hay comedores, de manera que los presos comen en sus celdas. Las comidas se suministran a través de un pequeño hueco rectangular que se encuentra en la parte inferior de las puertas de las celdas. Así pues los reclusos deben comer en el suelo, en el mismo lugar donde duermen. El suelo se limpia con jabón y un trapo al final de cada comida.

El desayuno se compone de cuatro piezas de pan con mantequilla, mermelada y café o té. Para el almuerzo y la cena eligen entre arroz o pan y reciben una ración de proteínas y verduras. Un menú habitual sería: un huevo cocido con col y arroz o un trozo de pollo con verduras, arroz y salsa.

Los presos no tienen dónde comprar alimentos adicionales.

Los menús no respetan las distintas creencias religiosas. Los restricciones médicas se tienen en cuenta pero no se contempla ningún sustitutivo. Por ejemplo, los reclusos diabéticos sólo comen pan con mantequilla sin que se les sustituya la mermelada por otra cosa.

Los diferentes menús se diferencian por un sistema de láminas con un código de color:

  • Verde= normal
  • Azul= sin azúcar
  • Amarillo= sin alubias
  • Rojo= verduras

Los reclusos deben realizar sus necesidades en cuclillas en las letrinas situadas en el interior de la celda, y no siempre hay papel higiénico disponible.

Las duchas son pequeñas cubas de hormigón, igualmente situadas en el interior de las celdas. Los presos deben ducharse delante de los demás reclusos, y la ducha siempre es a las 17h.

No es posible disponer de agua potable fuera de las horas de comidas.

En cuanto a la vestimenta, los hombres visten con una camiseta blanca, un pantalón azul y chanclas de goma, y las mujeres llevan una camiseta y un pantalón de algodón. A las mujeres se les corta el cabello a la altura de las orejas en cuanto llegan a la cárcel.

A su llegada los presos reciben:

  • Un caja grande de plástico
  • Una taza de plástico y con tapa para beber
  • Un cuenco de plástico con tapa
  • Un cepillo de dientes
  • Un rollo de papel higiénico
  • Una cuchara de plástico
  • Una pequeña toalla
  • Una esterilla de paja.
  • Una manta gris

El Raffle Medical Group, proveedor privado de atención médica en Asia, se encarga de las prestaciones médicas dentro de las prisiones.

Los reclusos que necesitan cuidados especiales pueden ser transferidos al Hospital General de Changi.

A diario, un miembro del personal comprueba si algún preso se declara enfermo. En este caso, se programa una cita con el médico para el día siguiente.

Los reclusos que se declaren enfermos deben quedarse en la celda 24 horas durante 3 días. Aquellos con fiebre alta son aislados en una celda individual.

Las camas de la enfermería no tienen colchones pero sí una placa de metal perforada. Los reclusos permanecen encadenados por los tobillos a la cama, y en algunos casos también por la muñeca.

Los presos atados a la “cama” de la enfermería deben hacer sus necesidades en un pequeño cubo. Deben arreglárselas para llevar el cubo a la cama y arrodillarse para hacer sus necesidades.

Un número importante de presos presentan trastornos mentales, causados principalmente por las difíciles condiciones de vida en la cárcel. El personal médico inyecta fuerte dosis de neurolépticos que algunas veces provoca disquinesia.

Los reclusos que sufren trastornos mentales son ubicados en celdas dónde las luces están encendidas las 24 horas. Esto perjudica su sueño y agrava su estado. El SPS justifica esta medida aduciendo que permite mantener la vigilancia durante toda la noche. La administración penitenciaria no utiliza conocidos métodos menos invasivos como las cámaras nocturnas infrarrojas.

Los reclusos pasan 23 horas al día encerrados en una pequeña celda. Tienen derecho a una hora de ejercicio los lunes, los miércoles y los jueves. Se trata generalmente de una hora de baloncesto en el interior. La prisión no está equipada con instalaciones de ocio, gimnasio o campo de fútbol.

Los martes, los viernes y los sábados, los presos disponen de una hora de tiempo libre en la sala de actividad diurna donde pueden, por ejemplo, ver la televisión, jugar al ajedrez o leer los periódicos.

Todas las actividades tienen lugar en el interior. Los reclusos pueden permanecer años sin ver la luz del sol o salir al patio exterior.

El servicio penitenciario organiza juegos, que conllevan una gran cantidad de reglas y obligaciones, según los testimonios, como mantener las manos en la espalda, ponerse en cuclillas cuando se recibe la orden o no poder elegir a los miembros del equipo.

Los reclusos no pueden solicitar un empleo durante los seis primeros meses de la pena. Las oportunidades de empleo son escasas en prisión. Algunos presos pueden verse asignados al servicio de lavandería u otras tareas de mantenimiento, pero no existe ninguna actividad enfocada hacia sus competencias. Estos reclusos reciben cada semana un pequeño salario.

Únicamente se prevé dar trabajo a los reclusos en algunas fases de la condena, como en la fase de treatment (tratamiento) o la fase de pre-release (preliberación).

La fase de aftercare (reinserción), que ocurre hacia el final de la condena, establece para algunos reclusos una formación profesional y una ayuda para la búsqueda de empleo, cuyo coste está a cargo de la Sociedad de Empresas de Reinserción de Singapur (SCORE, Singapore Corporation of Rehabilitation Enterprises),

En 2015, la SCORE concluyó varios acuerdos con 4745 empleadores que contratan a expresidiarios. Los principales sectores son la alimentación, la hostelería, la logística y la manufactura. Un 16% de los reclusos, (2042 presos) tenían un empleo asegurado, en 2015, tras su puesta en libertad. Este número representa un aumento de un 9.5% en comparación con el año anterior.

Reclusos que trabajan

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El Centro Kaki Buki, dentro de la prisión Tanah Merah, es la única organización educativa y formativa a la que tienen acceso los reclusos.

Los presos pueden pasar los exámenes para obtener el Certificado General de Educación (GCE, General Certificate of Education para el cual N-Level y O-Level equivalen al título de Educación Secundaria Obligatoria, y A-Level equivale al título de bachillerato). Un 1.9% de los reclusos (239) aprobaron uno de estos exámenes en 2015.

Los reclusos únicamente disponen de un año para realizar un plan de estudios que normalmente se cursa en cuatro años. En 2015, el 75.6% de los reclusos inscritos en el nivel N-Level aprobaron el examen.

El SPS ha puesto en marcha un itinerario de reinserción para los reclusos. Está dividido en tres etapas principales: in-care (el recluso cumple condena encerrado), halfwaycare (a mitad de condena los reclusos pueden tener acceso a beneficios penitenciarios y finalizar su condena fuera de la cárcel),aftercare (etapa de reinserción en la que los expresidiarios se pueden beneficiar de apoyo para reintegrar la sociedad).

Se establece una “hoja de ruta personal” (PRM, Personal Route Map) para cada recluso al ingresar en prisión, en función de sus necesidades y de los riesgos que pueda presentar.

No se propone ningún tipo de formación a los presos durante la etapa llamada “disuasión”, etapa que abarca la mayor parte de la pena de cárcel. Según el SPS, esta medida sirve para que “los reclusos soporten, con fines disuasivos, la dureza del encarcelamiento y les dé tiempo para adaptarse a la vida en la cárcel, reflexionar sobre sus actos y prepararse para la fase de tratamiento”.

Una vez que la condena alcanza su última etapa, llamada “tratamiento”, los reclusos siguen programas educativos según las necesidades identificadas en su hoja de ruta. Según el propio SPS, la participación en estos planes educativos depende de la disponibilidad y prioridad. Éste no proporciona ningún dato acerca del número de reclusos que participan realmente en estos programas.

Durante las etapas de “preliberación” y “seguimiento”, los reclusos supuestamente se benefician de programas de preparación a la reinserción.

La red CARE Community Action for the Rehabilitation of Ex-offenders Network, Red de Acción Comunitaria para la Rehabilitación de exdelicuentes es un consorcio de nueve agencias que proponen soluciones de reinserción a los presos. Entre ellas:

  • la Singapore After-Care Association (SACA)
  • la Singapore Anti-NarcoticsAssociation (SANA)
  • la Singapore Corporation of Rehabilitation Enterprise ( (SCORE)
  • la Industrial &Services Co-OperativeLtd (ISCOS)
  • le Yellow Ribbon Project

Los datos sobre el número real de reclusos que han participado en estos programas son confusos. Los esfuerzos parecen orientarse hacia la comunicación en vez de hacia los beneficiarios reales. Por ejemplo, la beca de formación del Yellow Ribbo Fund, beca START Yellow Ribbon Fund Skills Training Assistance to Restart, creada en 2010, ha beneficiado únicamente a 73 personas, de las cuales tan sólo 23 han obtenido un diploma.

Los reclusos no están autorizados a tener un televisor o una radio. Asimismo están prohibidos los bolígrafos, el papel y los libros de tapa dura.

Se autorizan tres libros de tapa blanda al mes. Quienes están en prisión preventiva pueden recibir tres libros con tapa blanda o revistas por semana.

El SPS censura y recorta algunos artículos de los periódicos entregados a los presos. Por lo que los reclusos leen periódicos incompletos.

En el momento de su ingreso, los presos van escoltados, esposados y con grilletes en los tobillos hasta su sector de destino.

El personal de la cárcel, con ayuda de perros adiestrados, procede a una inspección de los presos desnudos para comprobar que no llevan objetos prohibidos.

Por ejemplo, está prohibido tener fotografías personales, salvo por autorización especial

Se establece el expediente carcelario, que incluye datos sobre altura, peso, documento de identidad con foto, huellas dactilares, así como la “hoja de ruta” del preso (PRM). (cfr. La formación y la escolarización)

Después se afeita la cabeza del recluso, que debe llevar un cinturón con su número de identificación impreso. Se práctica una última inspección “a cuerpo desnudo” antes de entregarle los siguientes artículos: el uniforme (camiseta blanca, pantalones cortos azules y un par de chanclas), una esterilla de paja y un kit para la higiene.

Hay cinco recuentos diarios, pese a que la mayoría de los presos permanecen en su celda durante 23 horas al día.

El primero tiene lugar a las 6h30 de la mañana, tras cinco avisos sonoros. Hay otros tres a las 9h, 12h y 15h, y el último a las 19h. Los presos deben acostarse a las 21h, aunque no se apaguen en ningún momento ni las luces ni las cámaras de vigilancia.

Un centro de mando se hace cargo de controlar todas las actividades dentro del recinto. Las puertas electrónicas y la videovigilancia tienen una crucial importancia (hay unas 3000 cámaras en el Sector B)

Las cárceles de Singapur tienen fama de imponer una disciplina muy estricta a los presos. La ley sobre la cárcel (Prison Acts) recoge las infracciones al reglamento, las leves y las graves, y las sanciones asociadas a cada una.

Las infracciones leves incluyen:

  • hablar durante las horas de trabajo, o hablar alto, reír o cantar pese a las ordenes contrarias de un miembro del personal
  • Discutir con otro preso
  • Faltarle al respeto a un miembro del personal o a un visitante oficial
  • Salirse de las filas, intencionadamente o no, mientras se desplacen dentro de la prisión
  • Ir a los WC sin la autorización de un vigilante, o permanecer ahí más tiempo de lo debido
  • Negarse a alimentarse
  • Desobedecer una orden legítima de un miembro del personal 
  • Cualquier otra conducta que perjudique el orden dentro del establecimiento.

Entre otras sanciones, una infracción menor al reglamente puede conllevar un confinamiento disciplinario de hasta siete días. Es el director quien emite las sanciones, tras una investigación.

La reiteración de una infracción menor se considera una infracción agravada.

Estas sanciones pueden ser, entre otros castigos:

  • El azotamiento, hasta 12 golpes;
  • El traslado a celda disciplinaria, hasta siete días.

Las celdas disciplinarias tienen poca luz y poca ventilación. Las necesidades se hacen en cuclillas. Las paredes están acolchadas.

El aislamiento puede alcanzar los 14 días en la Cárcel Militar (cfr. “Organización”).

La Criminal LawTemporary Provisions Act (Ley sobre disposiciones provisionales en materia de Derecho Penal), permite el aislamiento de los presos, sin juicio, durante todo el tiempo que dura el encarcelamiento.