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Venezuela: las cárceles, nidos de corrupción, torturas y muerte

Solo en el primer semestre de 2019 murieron casi 150 presos en calabozos policiales y militares debido al abandono del régimen y la violación a Derechos Humanos.

Las cárceles de Venezuela se han convertido en fosas comunes o lugares donde por el abandono del régimen de Maduro te condenan a pena de muerte. Durante el primer semestre de este año, murieron casi 150 presos en calabozos policiales y militares.

Según cifras del Observatorio Venezolano de Prisiones, desde que se creó hace ocho años el Ministerio de Prisiones, han muerto 2 700 personas detenidas, las cuales se suman a otras 4 500 muertes en el período Chávez, para un total de 7 200 reclusos que han perdido la vida por las condiciones carcelarias. Un informe publicado por la ONG Una Ventana a la Libertad, 19.208 presos enfrentan graves condiciones precarias donde el hacinamiento supera el 500%. Venezuela no cumple con los estándares internacionales, pues debe haber al menos un custodio por cada 10 reclusos.

Explica la organización que esos más de 19 mil presos se encuentran detenidos en tan solo 2014 calabozos, que fueron creados para 3.704 personas.

Según la organización en Venezuela 149 presos murieron en los centros de detención preventiva distribuidas en 16 estados del país, en lo que va del primer semestre del año 2019. Según el documento, en cuatro estados del país hubo 22 intentos de fugas y 14 fugas se dieron en seis estados, mientras que 153 detenidos sí lograron evadirse. El director del Observatorio Venezolano de Prisiones, Humberto Prado, informó también que la mayoría de las muertes en los calabozos fue atribuido a “situaciones de salud” y otro 31% a violencia.

Prado indicó que enfermedades como la tuberculosis fueron «la primera causa de muerte» entre la población penal, que además padece de hepatitis, malaria y sida.

Magaly Huggins, psicólogo social informó que la convivencia “de personas sanas con enfermas es una causa de contaminación permanente que está detrás de las 20 muertes por enfermedades”, explicó que la mayoría de ellas son prevenibles y curables. Mientras el régimen de Nicolás Maduro hace silencio ante el centenar de muertes en las cárceles de Venezuela, hay que recordar a la ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, quien en reiteradas ocasiones ha asegurado que “las muertes de los presos no son de su competencia”.

En 2018, tras un motín en una comisaría en Valencia, capital de Carabobo, surgió un incendio que no fue controlado por las autoridades y que dejó decenas de fallecidos. Varela dijo que lo sucedido en las celdas de la Policía de Carabobo no es su responsabilidad porque supuestamente “no le corresponde al Ministerio Penitenciario”; señaló que es “función policial”. Asímismo reiteró que Venezuela “hoy exhibe el mejor sistema penitenciario del mundo”.

La realidad es que la impunidad y el retardo en los procesos judiciales han generado un hacinamiento histórico en las cárceles y comisarías de la policía de Venezuela; estas últimas que deberían servir para detenciones de manera temporal se han convertido en centros de reclusión permanente por la sobrepoblación en otros centros penitenciarios.

De acuerdo con normas de estándar internacional, cuando el Estado detiene a una persona, tiene una obligación mayor de proteger su derecho a la vida y otros derechos humanos; sin embargo, en Venezuela caer detenido significa caer en el olvido y en la desidia, a tal punto de correr el riesgo de morir, ya sea por desnutrición, enfermedades infecciosas, motines y hasta incendios.

El abogado constitucionalista José Vicente Haro, quien también es defensor de Derechos Humanos, señaló que lo que sucede en Venezuela es que a pesar de ser ilegal la pena de muerte, pareciera que también es política de Estado. “Es un hecho reiterado y responsabilidad del Estado, del régimen y su inhumano sistema carcelario (…) aunque en el país la pena de muerte fue abolida en 1863, en Venezuela de facto existe esta condena”; sentenció. En 2016 se conoció que las cárceles en Venezuela alojan fosas comunes. En esa oportunidad el diario Últimas Noticias citó a reclusos de la Penitenciaría General de Venezuela que aseguran que los llamados pranes “rompen el piso, meten los cuerpos, les echan cal y tapan otra vez con cemento”.

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