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Uruguay: Salud sexual y reproductiva en cárceles: papanicolau, colposcopía, mamografía, anticoncepción y asesoramiento de IVE

Denisse Legrand, de la organización Nada Crece a la Sombra, contó cómo este plan mejora la calidad de vida de la población carcelaria y ayuda a mejorar la seguridad.

El Ministerio del Interior y el colectivo Nada Crece a la Sombra firmaron esta semana un acuerdo para la atención de la salud sexual y reproductiva de las mujeres en las cárceles. El objetivo es que el 100 % de las reclusas tenga sus estudios al día.

“Es la primera vez que vengo por una buena noticia.”

Un plan nacional que fue un censo a mujeres privadas de libertad. La salud mental es un gran problema de la población carcelaria.

“Ocho de cada diez tiene uso problemáticos de drogas, también el suicidio: una de cada tres mujeres piensa en matarse y una de cada cuatro lo intenta. Otro problema es la salud sexual y reproductiva. Encontramos que en todos el país ocho de cada diez mujeres no tiene el pap vigente y en las mayores de 50 años – que deberían tenerla mamografía vigente – en Montevideo el 92 % no la tiene y en el interior dos de cada tres no la tienen. En este contexto, la cárcel constituye factor de riesgo para el cáncer de cuello de útero y cáncer de mama.

La clave en la que deberíamos repensar las cárceles es que se trata de una cuestión de gestión y que a corto plazo se puede solucionar.“

Plan de Salud Sexual

“Este plan tiene un costo de $1.080 por mujer privada de libertad y viene reforzar el inmenso trabajo de los equipos territoriales pero que falta es una política de Estado. Lo importante es que incorpore distintos actores como la academia y la sociedad civil para saltear los camiseteos partidarios.

Hemos encontrado un Ministerio abierto al diálogo, nos hemos reunido varias veces. También se dieron cuenta que no era tan fácil como parecía. Uno cuando es oposición puede quejarse, pero después es difícil gestionar la crisis del día a día.

Esto es una deuda histórica de todos los gobiernos. Cuando Vázquez asumió en 2005, decretó la crisis del sistema penitenciario. Cuando el relator contra tortura de la ONU hizo un reporte lapidario empezó la reforma del sistema penitenciario, que tuvo cuatro ejes. Reducir el hacinamiento, que era 160 % y el aceptado es 110 %, incorporar al personal civil y otras dos patas que son un debe que son la mejora de la calidad de vida y las políticas de rehabilitación.

Desde el Legislativo se cree muchas veces que el aumento de la población carcelaria y de las penas podría mejorar la seguridad en calle. En realidad lo que mejora la seguridad es la cárcel. En la situación en la que está no mejora la seguridad, fomenta la criminalidad, perpetúa la violencia y difícilmente mejore la seguridad. También surgen delitos dentro de las cárceles.

Hay cuestiones que se plantearon en nombre de la seguridad que no tendrán un impacto, como reducir o limitar las salidas transitorias: 1 % de la población privada de libertad las tiene. Hay que pensar que esas salidas salen después de un proceso de trabajo. Se está sacando un incentivo por hacer las cosas bien y se acumula a las personas en la cárcel sin mucho para hacer.“

Proceso de trabajo

“Era una propuesta que veníamos haciendo y no recibimos demasiada devolución. Lo importante fue sumar a agentes como ASSE y armar una alianza para hacer una política finita de siete meses en la que podemos evaluar resultados. Al cierre del proceso todas las mujeres van a tener el papanicolau al día, colposcopía, mamografía, asesoramiento en anticoncepción y asesoramiento de la interrupción voluntaria del embarazo.

Se recibe con mucha apertura. Las personas necesitan que se las atiendan. Lo importante es que podamos dejar de existir. Cambiar el sistema tiene un costo pero es menor que el costo de vida.

Cada vez más los medios dan este debate con responsabilidad y seriedad.La seguridad sigue siendo lo que más nos preocupa.Todas las personas tienen miedo. Eso pasa por pensar en cuestiones que van más allá de perfilismos.

A nadie le sirve que las cárceles revienten, no solo por el costo vital.

El país no se refunda por cinco años y sigue habiendo gente presa.“