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Rusia: Navalny condenado a prisión mientras la detención masiva de sus simpatizantes deriva en hacinamiento grave y condiciones de reclusión crueles

Un tribunal de Moscú ha condenado al activista de la oposición y crítico del Kremlin Aleksei Navalny a dos años y ocho meses de prisión, en medio de una ola de represión brutal de protestas pacíficas.

Sólo el 31 de enero fueron detenidas al menos 5.021 personas. El Tribunal de Distrito de Simonovsky aceptó la solicitud presentada por el Servicio Penitenciario Federal de sustituir la condena condicional de Aleksei Navalny por otra de prisión que cumplirá en una colonia penal.

“En su venganza contra Aleksei Navalny y sus seguidores, las autoridades rusas han destruido cualquier rastro que quedaba de justicia y respeto a los derechos humanos. La condena por motivos políticos de Aleksei Navalny muestra el verdadero rostro de las autoridades rusas, cuya intención parece ser encerrar a cualquier persona que se atreva a denunciar sus abusos y la represión de los derechos humanos”, declaró Natalya Zviagina, directora de la Oficina de Amnistía Internacional en Moscú.

“Incluso después de años de documentar violaciones de derechos humanos y abusos perpetrados por las autoridades rusas, esta última ola de represión destaca por su crueldad y enorme envergadura.

Hay ahora en Rusia más personas detenidas que celdas carcelarias, lo que hace que personas que lo único que han hecho es asistir a manifestaciones pacíficas estén recluidas en régimen de incomunicación en autobuses policiales llenos, sin saneamiento adecuado y a pesar de todos los riesgos que comporta la pandemia de COVID-19.

La sentencia de hoy es la indicación más reciente de que las autoridades rusas están fuera de control en su desesperación por silenciar a quienes las critican“.

Entre los miles de manifestantes pacíficos detenidos el 31 de enero figuraba un miembro del personal de Amnistía Internacional que había asistido a una manifestación a título personal. Tras ser detenida por “interrumpir el tráfico rodado”, esta persona pasó la noche recluida en una comisaría de policía. Durante tres horas, no pudo informar a su familia de su paradero; tras lograr hacer una breve llamada a un pariente, le confiscaron el teléfono. Durante el tiempo que estuvo detenida en la comisaría, no tuvo acceso a representación letrada. En el simulacro de “juicio” celebrado al día siguiente, el juez se negó a ver el vídeo de la presunta infracción y a interrogar a los agentes de policía o a los testigos sobre la falta denunciada. El miembro del personal de Amnistía fue condenado a diez días de “detención administrativa”. Como muchas otras personas detenidas, pasó una noche en un autobús policial y la mañana del 2 de febrero fue trasladada a un centro de deportación de Sakharovo (a 70 kilómetros del centro de la ciudad de Moscú) que se está utilizando para recluir a manifestantes ante la falta de espacio en las prisiones. Las personas encerradas en el autobús no tuvieron acceso a comida, agua ni saneamiento adecuados.

“Ni siquiera el jefe de la comisaría de policía donde estuvo detenida inicialmente esta persona nos dijo a dónde la habían trasladado. Con tanta gente detenida en lugares desconocidos, estamos ante la perspectiva de una desaparición forzada masiva”, concluyó Natalya Zviagina.

“Amnistía Internacional considera que las condiciones de reclusión de las personas detenidas durante las protestas abrumadoramente pacíficas del 31 de enero equivalen a tortura y otros malos tratos. Pedimos a la comunidad internacional, incluidos los procedimientos especiales de la ONU, y a los gobiernos nacionales que respondan inmediatamente a estas violaciones masivas de derechos humanos y exijan responsabilidades a las autoridades. Aleksei Navalny, las personas asociadas a él y todas las que protestaron pacíficamente antes, durante y después de las manifestaciones del 23 y el 31 de enero, así como en el día de hoy, son presos y presas de conciencia y deben ser puestos en libertad inmediata e incondicional”.

El 2 de febrero, el Tribunal de Distrito de Simonovsky, que celebró su sesión en la sede del Tribunal Municipal de Moscú, aceptó la solicitud del Servicio Penitenciario Federal y sustituyó la condena condicional de Aleksei Navalny por la de dos años y ocho meses de prisión.

Según el grupo de derechos humanos OVD-Info, el 31 de enero fueron detenidas en todo el país al menos 5.021 personas, más de 1.600 de ellas en Moscú y más de 1.100 en San Petersburgo.

Dado que muchas de las más de 3.000 personas detenidas durante la dispersión de protestas anteriores el 23 de enero fueron condenadas a “detención administrativa”, se ha superado con creces la capacidad de los centros de detención de Rusia y especialmente los de Moscú.