Testimonio

Mahmoud al Weesi, Israel y los territorios palestinos ocupados

Mahmoud al Weesi, palestino de Israel, periodista y, actualmente, coordinador de comunicación del comité des Libertés “Lajnat al horiya” en Nazaret, fue detenido a los 18 años y pasó siete años en prisión. Hoy denuncia las condiciones de arresto y de reclusión de los palestinos encarcelados en las prisiones israelies.

El pasado 2 de diciembre, Mahmoud al Weesi nos concedió una entrevista en la sede de la asociacioón Plateforme pour la Palestine, en París.

PRISON INSIDER. Usted es ciudadano israelí -palestino israelí- y pasó siete años en prisión, ¿cuáles fueron los motivos de su arresto?

MAHMOUD AL WEESI. A los 18 años me arrestaron y acusaron de ser miembro de una organización terrorista, de la cual supuestamente formaba parte desde los 14 años. Pero yo no era miembro de ninguna organización, no era más que un niño que quería descubrir lo que pasaba a su alrededor. En 2005, tenía planeado ir a Rumania a estudiar medicina. Durante seis meses, estuve allí para aprender el idioma, pero a mi regreso, fui arrestado.

¿Puede describir las condiciones de su arresto?

Estaba manejando cuando, de repente, unas personas vestidas de civil me bloquearon la vía y me sacaron del vehículo, agarrándome por el cuello y tirandome de las orejas. Me golpearon. Al principio pensé que se trataba de delincuentes, pero eran policías. Nadie me informó sobre los motivos de mi arresto, tan solo me metieron en su vehículo y me llevaron fuera de la ciudad, a un lugar apartado. No era una comisaría o estación de policía, era más bien una especie de hangar sin ventanas. Durante más de doce horas, me golpearon e interrogaron a gritos. Después de este “secuestro”, me trasladaron a un centro especial en el que me obligaron, mediante golpes, a firmar una declaración en la que afirmaba que no había sido violentado o golpeado durante mi arresto. Permanecí en ese lugar cerca de un mes. Durante los interrogatorios y la “investigación”, mis verdugos me infligieron todo tipo de torturas físicas y sicológicas.

Los interrogatorios podían durar más de treinta horas seguidas. Yo estaba sentado en una silla con las manos atadas a la espalda y a a los tobillos. Una posición demasiado dolorosa. Había un enorme aire acondicionado que me soplaba aire muy frío en pleno rostro. También me privaban de comida.

Una vez que el interrogatorio había terminado, me encerraban en una celda totalmente oscura, en la que permanecí, a ciegas, por casi treinta días. Solo me sacaban de allí para continuar con los violentos interrogatorios. Algunas personas permanecían en esa celda, en la que es imposible distinguir el día y la noche, por más de tres meses…Para ir al baño, debía pedir a un guardia que me llevara; solo podía pasar sesenta segundos, ni uno más, de lo contrario el guardia abría la puerta y me sacaba.

¿Pidió usted ser asistido por un abogado?

Según la legislación israelí, los investigadores pueden prohibir la presencia de un abogado durante 21 días. Durante este periodo, ellos pueden hacer lo que se les antoje. Solo tras 21 días de malos tratos, pude entrevistarme con un abogado. A mis familiares les informaron sobre mi detención una semana después de los hechos, y solo pude verlos unos cuantos minutos.

¿Cuál era el carácter de su detención?, ¿se trataba de una detención administrativa?

No, no era una detención administrativa, era una detención ilegal. Me acusaban y me decían que tenían pruebas en mi contra, sin tener ninguna. Mi abogado me dijo que intentaban condenarme a diez años de prisión. Él negoció con ellos y me propusieron una pena de siete años, yo acepté. Sin embargo, hay reclusos que nunca comparecen ante un tribunal, permanecen en detención administrativa y nada puede probar que se encuentran detenidos, puesto que no hay un proceso. Cuando se trata de una detención de este tipo, el abogado de la persona no tiene acceso a los documentos del expediente, ya que argumentan que esta información es secreta y solo pueden conocerla los investigadores.

¿Tuvo acceso a cuidados médicos durante su reclusión?

¡En prisión, no hay atención médica! Izmir Chaddate, preso durante diez años, sufría de fuertes dolores de estómago y pedía sin cesar que le permitieran ver a un médico. Como respuesta, le daban paracetamol, lo que no le calmaba el dolor. Al cabo de dos años, le hicieron por fin un reconocimiento médico en el que le detectaron un cáncer. Durante dos años solo le suministraron paracetamol, mientras que sufría de cáncer…

Tras el diagnóstico, tampoco le brindaron tratamiento médico y su cáncer se generalizó. Hoy en día, se encuentra en un estado crítico.

Cuando yo estuve encarcelado, cientos de reclusos iniciaron una huelga de hambre para exigir que se respetaran sus derechos: visitas de familiares, alimentos suficientes, trato digno, etc. Pero la Unidad Especial Masada, encargada de intervenir en las prisiones para castigar a los reclusos mediante la represión, entró entonces en acción. Miles de miembros, con chalecos y máscaras de protección, embistieron la prisión en medio de la noche. A través de la pequeña ventana de la celda, que compartía con otros diez reclusos, nos lanzaron un gas que nos provocaba una sensación de asfixia, sentíamos que ibamos a morir. Enseguida, lanzaron una boma electrónica que nos paralizó por completo; no podíamos movernos, no podíamos ni siquiera mover un dedo. Luego, entraron a la celda, nos sacaron, nos desvistieron y nos dejaron en ropa interior tirados en el suelo hasta el día siguiente. Mientras estábamos en el suelo, nos insultaron y golpearon. A uno de mis amigos le partieron los dientes.

¿Cuál es la frecuencia de las visitas?

Cada dos semanas, pero las familias palestinas son llevadas por el bus de la Cruz Roja, un servicio que solo brindan una vez al mes.

¿Los palestinos que viven en Israel tienen las mismas condiciones que los judíos de Israel?

La ley establece que los palestinos que viven en Israel deben recibir el mismo trato que los judíos de Israel. Sin embargo, la realidad es otra. Los reclusos judíos no son objeto de los mismos tratos. Los palestinos que tienen la nacionalidad israelí, son encarcelados con los reclusos palestinos en las mismas condiciones. Los israelíes en cambio viven solos, pueden llamar a su esposa, recibir visitas de sus familiares y amigos sin ninguna restricción, etc. Los palestinos solo pueden recibir visitas de sus familiares inmediatos. Los judíos, después de tres meses, pueden pedir la suspensión de la pena y salir, una disposición a la que los palestinos no pueden acceder. Es un hecho, la ejecución de las penas entre los palestinos de nacionalidad israelí y los judíos israelíes es muy diferente. Yoham Sckolneck, un soldado judío arrestado en 1993 por el homicidio de un palestino, que se encontraba atado durante un interrogatorio, fue condenado a cadena perpetua, antes de que el tribunal decidiera conmutar su pena a once años de prisión. Por el contrario, Samir Tsatsahoui, un palestino de nacionalidad israelí condenado a cadena perpetua en 1988 por haber lanzado una pequeña bomba en un supermercado, en el que nadie murió, todavía se encuentra en prisión. Hay muchos ejemplos como este.

Publicado el 27 de diciembre 2016.