JB. Sin una bola de cristal, es mejor abstenerse de hacer predicciones. Sin embargo, muchos profesionales del derecho están preocupados por el efecto potencialmente autocumplido de la intensificación de las medidas penales y de seguridad. Todo contribuye a la aumentación del riesgo de condena: la multiplicación de la presencia policial, las instrucciones de firmeza por parte del Ministerio de Justicia y el énfasis puesto en la represión de delitos relacionados con la ocupación de la vía pública. Los planes de organización de las jurisdicciones que acogen los casos, en particular París y Bobigny, prevén una mayor utilización de las comparecencias inmediatas. Este procedimiento es especialmente rápido y limita al extremo la preparación de los juicios. Además, multiplica por ocho la probabilidad de ser condenado a una pena privativa de libertad.
Las autoridades penitenciarias son conscientes que las cárceles ya están desbordadas y que la situación no puede empeorar. Saben que las cámaras de todo el mundo están enfocadas en Francia. Hemos documentado cómo la administración penitenciaria se ha estado preparando para esta situación durante varios meses. Están en pie de guerra y muy movilizadas durante todo el verano, igual que los servicios de justicia y policía.
Han hecho todo lo posible por encontrar espacio en las cárceles de la región de Île-de-France. El margen de maniobra es muy reducido. Son traslados desde los establecimientos más hacinados, en particular los centros de detención preventiva, hacia los que lo están algo menos saturados, como os centros de detención en otras partes de Francia.
Esta política de optimización del parque penitenciario se ha aplicado durante varios años, de modo que las cárceles están actualmente ocupadas al 98% en promedio.
Los traslados provocan la ruptura de los lazos familiares y de los proyectos de inserción, y causan problemas de convivencia entre los presos. Las personas con condenas muy cortas se encuentran en establecimientos organizados en torno a condenas largas. El funcionamiento «justo a tiempo» de las prisiones preventivas se importa a los centros de detención: el personal tiene entonces que gestionar entradas y salidas extremadamente rápidas y ya no tiene tiempo para construir itinerarios de preparación para la puesta en libertad.
Aparte de sus notables efectos perversos, esta política convierte a los presos en puras variables de ajuste y parece producir resultados muy limitados. Al 1 de junio, el hacinamiento en las cárceles de la región de Île-de-France seguía siendo más severo que nunca.