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Finlandia: cárceles sin rejas y en las que los presos pueden tener videojuegos

En Finlandia un tercio de los presos están en cárceles abiertas. Allí la pena máxima es de 15 años. Mientras que en Colombia hay un debate sobre si se deben aumentar las penas para castigar algunos crímenes, países nórdicos como Finlandia se han decantado por una condena máxima de 15 años, considerada incluso como “cadena perpetua”, aunque los sentenciados de por vida pueden recobrar su libertad tras haber pagado 12 años.

La condena mínima es de 14 días y la duración promedio de una sentencia es de 11 meses. aunque más de la mitad de los condenados duran menos de tres meses detenidos.

La razón no es otra que el hecho de que en los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia) el modelo de bienestar es la base de su sistema social. En ese modelo se busca dignidad y la mejor calidad de vida posible para todas las personas, incluidas aquellas que han cometido delitos, como lo señala Mika Peltola, coordinador de asuntos internacionales de la Agencia de Sanciones Criminales (Rise, por sus siglas en finés) de Finlandia, una institución similar al Inpec en Colombia.

Con una política criminal más enfocada en la prevención de delitos y en la que los presos son tratados como “clientes”, Finlandia ha logrado tener una de las poblaciones carcelarias más bajas de Europa: 52 prisioneros por cada 100.000 habitantes.

Asegurar el bienestar, educación y empleo de la población son las piedras angulares de una sociedad segura. Creemos que una buena política social es la mejor política criminal”, comenta Peltola.

Asegurar el bienestar, educación y empleo de la población son las piedras angulares de una sociedad segura. Creemos que una buena política social es la mejor política criminal

Esa política de bienestar se refleja no solo en las sentencias cortas sino en las condiciones de las prisiones: de 26 cárceles que hay en Finlandia, 11 son abiertas, es decir, en esas instituciones no hay rejas, no hay tantos guardias y los prisioneros viven en las condiciones más libres posibles. Pueden estar en donde quieran en el centro de reclusión y hasta podrían salir caminando de allí.

Las condiciones para ser ubicados en este tipo de carceles son estar libres de drogas y querer estudiar, trabajar o participar en programas de rehabilitación. También, tener un buen comportamiento. El modelo es “liberar” de a poco los prisioneros, por lo que en general ellos comienzan en cárceles tradicionales y luego pasan a instituciones abiertas.

Nos hemos dado cuenta de que si liberamos a una persona de una prisión solo con una bolsa de plástico en la mano, volverá en dos semanas porque no sabe cómo sobrevivir en sociedad. La idea es apoyarlos para que puedan lograr una vida sin crimen”, explica Peltola.

Para quienes cumplen su sentencia en prisiones abiertas, tanto el estudio (básico y hasta universitario) como el trabajo (por el que reciben un salario y deben pagar impuestos) pueden ser dentro o fuera de la prisión abierta. Es así como pueden salir en la mañana y volver a dormir en la cárcel.

Por otro lado, en estas instituciones, que tienen gimnasios, bibliotecas, y algunas incluso saunas (que no son un lujo en Finlandia), además de que los internos pueden tener celulares (sin internet) y hasta consolas de videojuegos, hay personas con todo tipo de crímenes, desde ladrones de tiendas hasta narcotraficantes y asesinos. Aunque no siempre fue así. En los 70’s, dijo Peltola, solo ubicaban en estás cárceles a conductores ebrios, pero luego fueron llevando a personas con otro tipo de crímenes.

Por ejemplo Cristian, un mexicano de 29 años, está en la prisión abierta de Kerava –ubicada en la ciudad del mismo nombre, a unos 45 minutos de Helsinki, capital de Finlandia– pagando una sentencia de 4 años y 6 meses por narcotráfico. Fue condenado en 2016, pero llegó a la prisión de Kerava a mediados del 2017. Antes estuvo recluido en una cárcel tradicional.

Contó que en Finlandia, a donde llegó en 2013, trabajaba como contacto entre las mulas que llegaban con droga al país y los traficantes que les compraban los alucinógenos. Según dijo, lo hizo por “avaricia”, por ganar dinero de más. Si bien “solo era la voz” entre unos y otros, lo atraparon por una llamada, aunque comentó que precisamente porque no tenía un trato directo con los narcotraficantes, la Fiscalía de Finlandia “no pudo probar” que hiciera parte de una organización criminal, por lo que su sentencia no fue más larga.

Sobre la prisión abierta, dijo que más que una cárcel es un centro de rehabilitación y que los tratos que reciben los internos son muy buenos: “En comparación con cualquier cárcel en Latinoamérica, esto es un hotel 5 estrellas”.

En comparación con cualquier cárcel en Latinoamérica, esto es un hotel 5 estrellas

Incluso, puede salir por 72 horas cada dos meses y divide ese tiempo yendo cada sábado a Helsinki a verse con sus amigos, salir a comer y comprar víveres, pues tiene la opción de cocinar sus propios alimentos en su cocina.

En la cárcel de Kerava trabaja en la granja cultivando tomates y manzanas, por lo que le pagan 5 euros por cada hora laborada, y como la jornada es de 8 horas, cada 15 días recibe un salario de 400 euros. También trabaja algunos domingos, pues el pago es doble, y contó que a los presos también les pagan las horas extras; y si un día están enfermos y no van a trabajar, reciben su sueldo.

Aunque comentó que dentro de la prisión se gana “bien”, ya aplicó para un empleo por fuera de la cárcel, en el que puede ganar aún más. El dinero lo está ahorrando, pues tiene planes de volver a México una vez salga de prisión y comprar cuatrimotos para tener un negocio en el sector turístico, algo con lo que está familiarizado, ya que antes de salir de su país era un hombre de playa: instructor profesional de surf.

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