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España: primer caso confirmado de COV-19 en un centro penitenciario

Más de 58.000 presos se encuentran recluidos en las cárceles españolas. Cada día hay cientos de ingresos: preventivos, los que deben cumplir condena o quienes regresan de permiso. Uno a uno deben pasar por una exploración médica para determinar cuál es su estado de salud. La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha decidido poner en marcha un protocolo para contener el coronavirus.

Este jueves envió una circular a los directores de todos los centros penitenciarios con algunas recomendaciones. Firmada por el Director General de Ejecución Penal y reinserción Social, Javier Nistal Burón, explica que “cada establecimiento deberá adoptar de forma individualizada y de la manera más eficaz las medidas indicadas”.

Según este escrito la principal medida de prevención para los trabajadores y los internos debe ser la higiene de manos. A los profesionales sanitarios les han pedido que comprueben los equipos de protección que tienen en el stock y hagan un listado del material que necesitan reponer. Deberán diagnosticar los casos probables e informar urgentemente de los que se hayan confirmado.

Este viernes se ha confirmado el primer caso de coronavirus entre una trabajadora penitenciaria. Se trata de una técnica del jardín de infancia de la prisión de Aranjuez, que trabaja con los niños del módulo familiar, hijos de las internas. El mando de incidencias ha reunido a todos los funcionarios para comunicárselo personalmente: es oficialmente el primer caso positivo en la plantilla.

En el penal de Picassent dos funcionarios también se sometieron al test y se encuentran en aislamiento después de haber contactado con su hija, un enfermera del sistema de salud vasco, que había dado positivio en las pruebas.

**Nuevos ingresos: **

Preocupan especialmente los internos que ingresan, por lo que van a mirar con lupa su lugar de procedencia. Investigarán si antes han estado en alguna zona de transmisión comunitaria o han mantenido contacto estrecho con alguien que lo haya hecho en las dos semanas previas. Además archivarán la relación de los internos que llegan juntos al centro, por si requieren el listado por motivos epidemiológicos.

Pedro Martínez es médico en la Prisión de Ocaña. Asegura que va a ser imposible cumplir con todo lo que les piden. “En algunas cárceles sólo hay un médico, otros pasan días enteros sin ellos. Teníamos mascarillas, gafas y batas desde la crisis del ébola pero no son suficientes. Hemos pedido más pero de momento hay problemas de suministro. También muy difícil saber dónde ha estado cada interno, sobretodo cuando vuelve de un permiso, ni con quién ha contactado durante las últimas dos semanas y es imposible controlar los contactos de todos los trabajadores de los centros Penitenciarios”, apunta.

Casos confirmados

Los casos sospechosos tendrán que pasar una cuarentena. Según la Subdirección General de coordinación de Sanidad Penitenciaria:“Deberán permanecer en el departamento de ingresos durante 14 días, en celdas individuales. Tendrán que habilitar espacios exclusivamente reservados para este fin. Inmediatamente se procederá a su aislamiento por gotas y contacto, en celda individual y si es posible de presión negativa. Estos nuevos internos no podrán contactar con el resto ni compartir las zonas comunes. Tampoco podrán ser trasladados a sedes judiciales ni a otros centros penitenciarios”.

Los médico que diagnostiquen estos casos deberán comunicárselo urgentemente a la Subdirección General de Sanidad Penitenciaria y al coordinador de su comunidad autónoma. Dependiendo de su gravedad, decidirán las medidas que se deben llevar a cabo. Si es preciso, profesionales sanitarios de la Comunidad acudirán al centro a recoger las muestras para la confirmación del microorganismo. Mientras y si es preciso trasladarán al interno a su hospital de referencia.

La Dirección pide que los trabajadores “cumplan estrictamente con las medidas incluidas en los protocolos de aislamiento respiratorio y de contacto”: llevar siempre mascarillas de alto poder de filtración FFP2/FFP3 bien ajustadas en la nariz y la boca, guantes, protección ocular y lavarse bien las manos después de contactar con los internos afectados.

La Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP) también ha mostrado su preocupación: “Los empleados somos conscientes del problema que se puede generar si el coronavirus llega a los Centros Penitenciarios, tanto por el contagio para la población reclusa como para nosotros y nuestras familias. En ingresos todas las celdas son iguales, no tenemos ninguna preparada para un aislamiento respitorio. Sólo pedimos que las bajas que se produzcan como consecuencia del coronavirus se consideren enfermedad profesional”, dice un portavoz.

Miedo al contagio

“Al ser espacios cerrados, las posibilidades de contagio son mayores porque hay mucho contacto. Los internos comparten celdas, duchas, comedores, talleres, hasta un cigarro”, explica el doctor Martínez. “Ahora mismo estamos en el escenario 1, de contención. Hay que tener prudencia pero si llegamos al escenario 2 o 3, todo el personal sanitario debería utilizar mascarillas, gafas, batas resistentes a líquidos y la situación se complicaría mucho por la falta de recursos humanos”.

Los trabajadores penitenciarios critican que debido a la gran cantidad de enfermedades infectocontagiosas que padecen los internos, las prisiones deberían estar provistas de medidas adecuadas de protección.

La asociación APFP denuncia que “tenemos geles hidroalcohólicos en algunos centros pero en otros seguimos esperando el suministro de material. Mientras otras Instituciones del Gobierno han previsto el problema que podía ofrecer el coronavirus, Instituciones Penitenciarias gestiona de forma tarde y mal este problema.”

Pedro Martínez también critica la postura de la administración: “Dejan en manos de los equipos directivos las medidas a tomar y así derivan su responsabilidad. Es la tercera circular que nos envían pero no sé de dónde vamos a sacar los medios. Por ejemplo recomiendan que todo el material no crítico como fonendoscopios, tensiómetros o termómetros sean de uso exclusivo para el paciente y los dejemos en la celda, una auténtica falacia, pero el problema es que faltan médicos porque llevan incumpliendo las leyes y mirando para otro lado 17 años”.