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España: las familias de los presos ante la situación de las cárceles por la Covid-19: "ahora la condena es para nosotros”

Los familiares de los presos en cárceles viven la actual crisis sanitaria del coronavirus con auténtica desesperación. Critican la poca información que reciben desde el interior de las prisiones catalanas sobre la evolución de los contagios y la escasez de materiales de protección tanto para los presos como para los funcionarios. Además, reclaman una mejor comunicación entre los internos y sus familias, ya que se han suspendido todas las visitas.

Según datos de la conselleria de Justicia, a día de hoy, 58 presos y 48 funcionarios han dado positivo en COVID-19. Una estadística creada por el sindicato CSIF señala, además, que otros 114 internos y 268 funcionarios se encuentran en cuarentena.

Cifras difíciles de creer para las familias

ParaGràcia Amo, de la asociación de Familias de Presos de Cataluña, estas cifras difícilmente se corresponden con la realidad. “Hemos visto cómo ha actuado el virus fuera, donde estamos más protegidos. ¿Cuántos contagios tiene que haber dentro, donde es imposible mantener la distancia de seguridad?”.

Familias de Presos de Cataluña comenzó cuando Gràcia movió cielo y tierra para buscar respuestas tras la muerte de su hijo en octubre del 2018, interno en Brians II. Actualmente, cuenta con 11 personas que acompañan a otras 61 que tienen familiares dentro de prisión o que también han perdido a alguien en ella.

La asociación ha mandado diversos correos a la Secretaría de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima, dirigida por Amand Calderó, de la que, aseguran, no han obtenido respuesta. En ellos, pedían más información sobre lo que ocurre dentro de las prisiones en relación a la evolución de los contagios por coronavirus.

“La cárcel ahora mismo es una ratonera y los contagios serán masivos. Espero equivocarme. Las familias lo vivimos con mucha desesperación. Algunos internos son como hijos para mí”, comenta Gràcia. “Muchos tienen miedo y no salen de sus celdas. Es para volverse loco”, añade.

Anabel Langa, miembro de la asociación y cuyo marido se encuentra interno en la prisión de Mas Enric, asegura que “el coronavirus dentro de una cárcel puede convertirse en un auténtico exterminio”.

Poca comunicación entre los presos y sus familiares

En estos correos, se reclamaba también que mejorasen los canales de comunicación entre familiares e internos ante la imposibilidad de realizar tanto vis a vis como visitas en el locutorio.

“El Departamento de Justicia puso un tuit sobre las medidas que iban a tomar para garantizar la comunicación entre presos y familias, pero no se están cumpliendo”, asegura Gràcia. “Las videollamadas son de 10 minutos en el locutorio, a través del cristal. El sonido es pésimo y el funcionario está presente todo el rato. No hay intimidad”, continúa

“Las familias no sabemos qué leches está pasando dentro. La cárcel debe asegurar ciertos derechos. Ellos ya están pagando sus condenas y ahora la condena es para nosotros también”, lamenta Anabel.

Apertura de un canal informativo permanente

Decenas de organizaciones de distinta índole piden al Ministerio del Interior la apertura de un canal informativo permanente sobre la evolución de los contagios en las cárceles, como se hace con las residencias. Así lo explica Iñaki Rivera, director del Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos.

“No puede ser que, con los medios que tenemos, no se dé información a las familias de lo que está ocurriendo dentro. Me ha llamado una madre porque no sabe nada de su hijo que está en Brians”, comenta.

“En estos tiempos que corren, el acceso a Internet no puede estar prohibido dentro de las cárceles, aunque sea con restricciones”, señala el director del OSPDH, quien insiste en la importancia de la comunicación para quien está privado de libertad. “La pandemia nos lleva a un replanteamiento del sistema”, añade.

Tercer grado sin cárcel para casos excepcionales

Estas distintas organizaciones reclaman también la aplicación del tercer grado sin cárcel para aquellos presos que tengan enfermedades graves, tengan 70 años o más, sean mujeres embarazadas o con hijos en periodo de lactancia o dispongan del segundo grado y presenten buena conducta.

También piden libertad vigilada para los presos preventivos por delitos que no son considerados graves. De esta manera, aumentaría el espacio en prisión, lo que haría posible mayores medidas de distanciamiento.

En esta dirección se ha pronunciado Michelle Bachelet, la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que ha instado a los gobiernos de los distintos países a reducir la población reclusa y sacar de prisión a los presos “más vulnerables”.

Escasez de material de protección

Otra de las peticiones de las distintas organizaciones mencionadas es el aumento del material de protección, como son las mascarillas, las batas, los guantes y los geles hidroalcohólicos. Piden que se repartan tanto a presos como a funcionarios de prisiones.

Desde el CSIFse unen a la petición de material y, además, denuncian la delicada situación que viven los funcionarios a causa de la pandemia, tanto por la escasez de medidas de protección como por la sobrecarga de trabajo a causa de las bajas de los compañeros infectados o en cuarentena.

“Uno de nuestros mayores temores era que nosotros contagiáramos a los internos, porque hay muchos que son inmunodeprimidos”, cuenta Alberto Gómez, responsable de prisiones del CSIF Cataluña y trabajador en el centro penitenciario Brians II. “Por eso pedimos más material de protección y más pruebas diagnósticas”, reclama.

“No hay material fuera, ¿crees que lo van a enviar a las prisiones?”, cuestiona Anabel Langa. “La última vez que hablé con mi marido le pregunté si tenía mascarillas y guantes y bromeó con que tenía guantes de piel y el cuello de la camiseta como mascarilla”.

En un comunicado emitido el pasado 8 de abril, el sindicato aseguraba que “de forma genérica se están repartiendo mascarillas caducadas del 2005 en todos los centros catalanes”.

Los funcionarios de prisiones, desbordados

Respecto a la sobrecarga de trabajo de los funcionarios, el sindicato confirma que “alertó el 10 de marzo a la Secretaría de que este escenario se podía dar y les recomendó la contratación y preparación de 300 aspirantes que estaban en la bolsa de trabajo desde el 2017 e hicieron caso omiso”. Además, recuerdan que en prisiones llevan 10 años sin oferta pública.

A causa del aumento de contagios, que ha desbordado el Pabellón Hospitalario Penitenciario de Terrassa, se ha habilitado un hospital de campaña en el módulo cuatro del centro penitenciario de Quatre Camins, donde ha habido un brote que ha dejado 32 infectados.

También se ha adaptado la planta de enfermería de Brians II para acoger enfermos de coronavirus.