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Colombia: la agencia de publicidad que opera desde la cárcel

Tras ocho meses de haberse formado con los mejores publicistas del país, tres internos de la cárcel La Modelo cuentan sobre su experiencia en Agencia Interna.

Agencia Interna, la única agencia de publicidad del mundo que funciona desde un centro carcelario, graduó a su primera promoción de diplomados en comunicación y publicidad en la cárcel La Modelo de Bogotá hace tres semanas. El diploma, otorgado a siete internos por la Universidad Sergio Arboleda, fue la consolidación de ocho meses de formación intensiva en temas de publicidad con las mejores agencias del país.

Ahora los presos deberán aplicar todo lo que aprendieron durante estos meses en estrategias reales para empresas y marcas de todo tipo. Y aunque saben que no será fácil, el proyecto les ha despertado una vena empresarial que varios de ellos esperan explotar cuando recuperen su libertad.

La historia de la agencia

La idea de hacer una agencia de publicidad en el interior de una cárcel nació de la Fundación Acción Interna, dirigida por Johana Bahamón, que desde hace seis años lleva proyectos de resocialización, crecimiento personal y productividad a centros penitenciarios de todo el país.

Según Bahamón, la iniciativa busca generar un contacto permanente entre la población carcelaria y la civil. Al prestar sus servicios y asesorías, los internos no solo establecen ese vínculo con la población exterior, también aprenden herramientas que les servirán al momento de recuperar su libertad.

Ellos nos han manifestado que quieren sentirse útiles para ellos, para su entorno y, por ende, para la sociedad. Tratamos de que las cárceles no sean centros de reclusión, sino centros productivos”, asegura Bahamón.

Para que los internos de La Modelo pudieran ser competitivos, Bahamón buscó que aprendieran de los mejores. De la mano del grupo publicitario MullenLowe SSP3, los 24 reos que hacían parte del proyecto inicial recibieron talleres de agencias de renombre como, McCann, The Juju, DDB, entre otras. Aprendieron a crear conceptos creativos, campañas y estrategias publicitarias, a la vez que se especializaron en temas de marketing digital y uso de redes sociales con invitados de Facebook y Google.

Al cabo de ocho meses, solo siete internos terminaron el curso. El retiro de la mayoría se debió a que fueron trasladados a otras cárceles, situación que la fundación espera poder negociar con los directivos de la cárcel para futuros casos.

Aunque las clases de publicidad continúan, el reto que deben enfrentar los nuevos publicistas es generar estrategias para marcas reales. Actualmente se encuentran rediseñando la imagen de Acción Interna y elaborando propuestas para una entidad de salud. Cuando les hayan aprobado sus proyectos y tengan varios funcionando, las familias de los internos recibirán una bonificación por su labor, además por cada par de días que trabajen en la agencia, los reos podrán redimir un día de condena.

Ellos están aquí sin libertad física, pero son libres de pensar, de ser creativos, de mostrar su talento”, afirma Bahamón. “Tienen libertad en este espacio y la pueden aprovechar al máximo, mientras que muchas personas que estamos afuera vivimos encarceladas mentalmente”.

La vida interna

Uno de los libros favoritos de John Jairo Calderón es el Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas y Auguste Maquet. La obra cuenta la historia de Edmundo Dantés, un hombre que es condenado a pagar una pena en prisión por un crimen que no cometió. Cuando consigue salir del castillo en que permaneció encerrado, Dantés amasa una fortuna gracias a un tesoro escondido y diez años después decide regresar a su ciudad natal para vengarse de quienes lo traicionaron. Esta vez no regresa como Edmundo, sino como el Conde de Montecristo.
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John Jairo es uno de los siete presos que forman parte de Agencia Interna. Tiene 27 años y es monitor educativo de sus compañeros, a quienes dicta clases de filosofía. En sus ratos libres pinta retratos que le piden por encargo o lee libros de Oscar Wilde, y aunque le gustaría dedicarse al arte, sabe que en el fondo tiene vocación de profesor. “Los libros han cambiado mi visión de las cosas. Me volví más paciente, tranquilo y observador. Una palabra puede cambiarle la vida a uno”, afirma.

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