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Fuente: El Espectador

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América Latina: las cárceles sin guardias que buscan cambiar el sistema de justicia tradicional

Se trata de un modelo creado en 1972 que trata de humanizar a las personas que cometieron delitos para que paguen sus condenas de una forma diferente, ofreciéndoles beneficios que en otras cárceles no existen. Se ha implementado en países como Brasil, Ecuador, Chile, Costa Rica y Colombia.

En los centros de reclusión que hacen parte de la Asociación para la Protección y Asistencia al Condenado (APAC) se vive una situación radicalmente diferente a la que se vive en una cárcel común y corriente. En pocas palabras: cada uno se prepara su propia comida, usa su propia ropa y no está vigilado por guardias, porque en ese tipo de centros el sistema de vigilancia no existe. La asociación está basada en la justicia restaurativa y, por lo tanto, busca demostrar que existen métodos más efectivos para cumplir penas diferentes a pasar periodos de tiempo excesivos en prisiones donde muchas veces se violan derechos humanos.

Un detalle importante es el hecho de que a las personas que viven allí no se les dice ‘presos’ o ‘reclusos’ sino ‘recuperandos’. Uno de los países que ha comenzado a implementar el sistema es Brasil, el cual tiene uno de los centros más importantes en el estado de Minas Gerais. The Guardian visitó el centro y confirmó la diferencia con una cárcel tradicional, en las que muchas veces se presentan condiciones de hacinamiento y violencia.

“No he pensado en escapar”. Estoy cerca del final y casi pago por mi crimen. Confían en mí y es mi responsabilidad proteger este lugar“, dice David Rodrigues Da Oliveira, uno de los recuperando del lugar que se encarga de abrir y cerrar la puerta principal.

La confianza que les dan a los que ingresas a un centro APAC es enorme, sin embargo, existen condiciones para poder quedarse. Una de ellas es que, en caso dado de presentarse un intento de fuga, la persona volverá al sistema tradicional a cumplir el resto de su pena. Este escenario es inusual, teniendo en cuenta los beneficios que les dan, como, por ejemplo, cubiertos de metal a la hora de comer o la posibilidad de permanecer en una habitación relativamente cómoda.

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