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Estados Unidos : Reos ‘trafican’ comida en cárceles, por carencias

Cosas tan simples como un cigarrillo, un chicle o una sopa instantánea son la “moneda” de los reos ante las limitantes de artículos personales y el rechazo a la comida de los penales.

Esto es lo que afirman algunos presos paseños y el reciente estudio de un sociólogo de la Universidad de Arizona que ha analizado el fenómeno del trueque informal que existe en las cárceles estadounidenses.

“En la cárcel el que tiene unos cigarros, comida o dulces tiene poder sobre los demás, ya sea para cambiarlo por una chamara, un papel de baño o simplemente para tener controlada a la gente”, dijo Tony, quien estuvo siete años preso en la Cárcel del Condado de El Paso y otras prisiones de Texas.

Hacerse de un cigarrillo dentro de los penales siempre ha sido un lujo, pero a medida que se ha estandarizado el menú carcelario –que Tony y otros describen como insípido e insuficiente– un paquete de sopa instantánea traído por alguna visita es codiciado por toda la población carcelaria.

“No toda la comida está buena, y aparte te quedas con hambre porque es muy poquito lo que sirven. Entonces, si tienes una sopita pues ya matas el hambre”, comentó el ex presidiario, quien pidió no se diera a conocer su nombre completo.

Alejandro Valdiviezo, que pasó cuatro años y medio preso en El Paso y otros penales texanos, coincidió en que muchos reos pasan hambruna.

“El hambre es una realidad constante en prisión porque las porciones que nos daban eran muy pequeñas, y pues la calidad obviamente es mala porque te dan pastas de baja calidad e inventos que hacen” con lo que tienen, abundó.
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